domingo, 21 de abril de 2013


En tu telaraña mental tejes las distintas estrategias para la siguiente víctima.
Cauteloso y observador, estudias cada uno de sus movimientos, especialmente aquellos que distinguen su fragilidad.
Ojos alienados y simultáneamente, tu mirada tenue y sensitiva, intenciones que callas y lastiman.
Aprisionas sus labios, haciéndolos tuyos, de rojo vivo intenso, durabilidad eterna, sabor a fresa madura.
Perfume incesante a frutas rancias sobre la mesada. Moscas en un pedazo de manzana fermentada y gusanos que caen a través de la materia podrida y empiezan a mudar.
Una melodía inacabable y persistente te acosa desprendiendo destellantes recuerdos, aquella mujer, distante. Un pasado que se hace presente quitándote la respiración. En todas ellas ves su rostro y te ahogas en un sin fin de finales inciertos.
Dulce perfume frutal que apacigua tu alma.

Macarena Traversa

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